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El beso asesino

El beso asesino

La chinche besucona es un insecto poco conocido que habita principalmente en zonas cálidas de diversos países de América, pero que se extiende hacia diversas partes del mundo. Menos conocida es la enfermedad parasitaria que transmite: la enfermedad de Chagas. Sin embargo, su picadura, o beso, en la que deja restos de sus heces, es una amenaza mortal para las personas y animales, por afectaciones cardiacas o viscerales que no se atiendan de manera temprana.

Focos rojos con esta chinche, cuya mordedura no molesta cuando estamos dormidos y que podemos detectar más bien cuando vemos al animal hinchado, repleto de nuestra sangre y empezamos a sentir comezón. Es preciso ir de inmediato al médico con el insecto para efectuar un diagnóstico a la brevedad. La Secretaría de Salud informa que la confirmación de la enfermedad se hace a través de pruebas parasitológicas y serológicas, todas estas diagnosticadas en un  laboratorio y definirán la fase en la que se encuentre la persona enferma. La fase aguda se diagnostica a través de pruebas directas en sangre (parasitológicas), mientras que la fase crónica se diagnostica a través de pruebas serológicas.

En una fase aguda, la enfermedad de Chagas se caracteriza por fiebres elevadas, malestar general, inflamación en el sitio de la picadura (chagoma) y en algunas personas hay inflamación de los parpados de un ojo (signo de Romaña), o bien síntomas cardiacos severos en casos crónicos.

La chinche besucona

Triatominae Infestans responsables de la transmisión de la enfermedad de Chagas

Bajo del nombre científico de Triatominae, este insecto es un artrópodo endémico presente en México y otros países de Latinoamérica. La Secretaría de Salud considera que en toda la región hay millones de personas en riesgo de contraer Chagas, dada la co-circulación del parásito y reservorios, por lo que su presencia se considera un problema de salud pública.

El insecto se encuentra sobre todo en América Latina, pero en las últimas décadas se ha observado en los Estados Unidos de América, Canadá, en 17 países europeos y algunos del Pacífico Occidental. Esto obedece sobre todo a la movilidad de la población entre América Latina y el resto del mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que esta enfermedad afecta de 7 a 8 millones de individuos especialmente en América Latina. El 20% de la población latinoamericana se considera en riesgo de adquirir la infección sobre todo en las zonas endémicas de 21 países principalmente (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Colombia, Guyana Francesa, Guyana, Surinam, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Belice, Guatemala y México).

Estas chinches son hematófagas, es decir que se alimentan de sangre de vertebrados.  Tras alimentarse, tienen el hábito de defecar cerca de la picadura (en los humanos generalmente cerca de los ojos y boca), lo cual produce comezón. Cuando el hospedero se rasca, introduce el parásito a su torrente sanguíneo.

El signo de Romaña, es una fuerte inflamación del párpado y es un indicador de la enfermedad de Chagas aguda (Foto: WHO/TDR)

La enfermedad de chagas

  • La enfermedad de Chagas es casi 100% curable si se trata en sus etapas iniciales con los medicamentos: Benznidazol y Nifurtimox.
  • La enfermedad de Chagas es endémica en 21 países de las Américas y afecta a un estimado de 6 millones de personas.
  • En las Américas, se registran 30,000 nuevos casos cada año, 12,000 muertes en promedio y aproximadamente 9,000 recién nacidos que se infectan durante la gestación.
  • Actualmente, unos 70 millones de personas en América viven en áreas expuestas al Chagas y están en riesgo de contraer la enfermedad.

Aunque se registran relativamente pocos casos de Chagas en México, la enfermedad está bajo estricta vigilancia epidemiológica, por su posible propagación antes de que las personas o animales manifiesten síntomas agudos reconocibles. Se calcula que entre 8 y 11 millones de personas en México, Centroamérica y Suramérica tienen la enfermedad de Chagas y la mayoría de ellas no saben que están infectadas. Si no se la trata, la infección dura toda la vida y puede ser potencialmente mortal.

El tamaño de la Chinche besucona es de 2,3 cm. (Foto; Diario de Yucatán)

Luces de esperanza

Hasta el momento no hay vacunas disponibles. Los especialistas de SIFSA señalan que para prevenir la enfermedad  se deben establecer por lo menos tres tipos de estrategias: 1) medios de barrera físicos; 2) protocolos de desinfección y manejo integrado de plagas y 3) vigilancia en la calidad de donadores de sangre, a fin de que no tengan los parásito Trypanosoma cruzi, el cual deriva en la enfermedad de chagas, al invadir miocardio, colon y esófago, causando daño en el corazón y sistema digestivo.

Nuestros especialistas recomiendan fuertemente que a la detección de las chinches besuconas o triatomas, habrá de informar a los servicios de salud de la localidad más cercana, así como avisar a los vecinos, a fin de verificar si requieren atención médica inmediata.

Por lo pronto, es fundamental eliminar refugios del insecto en las viviendas, sobre todo en los dormitorios, encalar las paredes exteriores de las viviendas, poner piso firme y eliminar grietas en los muros.

Asimismo, nuestros especialistas SIFSA están atentos a los avances que está teniendo la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para desarrollar un biofungicida efectivo contra la chinche besucona, de la especie Meccus pallidipennis, responsable de 74 por ciento de los casos de Chagas. Esta fórmula es inocua para los humanos, otros organismos y para la naturaleza misma. Se trata de un fungicida biológico a base de una cepa del hongo Metarhizium anisopliae, capaz de eliminar de 88 a 92 por ciento de M. pallidipennis, especie endémica de mayor abundancia y distribución en México. Hasta el momento, las pruebas mostraron resultados favorables: el hongo tiene la capacidad de eliminar al vector en cualquiera de sus etapas: huevecillo, ninfa o adulto. Están en proceso de registro y protocolos de bioseguridad que exige la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), a fin de próximamente desarrollar la marca del biofungicida.